Algo único

El pasado domingo ocurrió algo que ha me dejado sin palabras durante unos cuántos días.

Una de esas cosas que pasan muy de vez en cuándo pero que te hacen creer en lo que haces, y que compensan los esfuerzos de esa parte de mi vida en la que no ayudo directamente a los pacientes. Ésa en la que ayudo a los que ayudan (a los suyos).

El domingo pasado, dando clase en el Máster de Fisioterapia en pediatría del CEU San Pablo, pasó algo mágico.

Una actividad de razonamiento diagnóstico que debería haber durado 45’… duró 3 horas y cuarto.

¿Por qué? Porque a las fisioterapeutas que estaban allí les dio la real gana

Con su actitud, su motivación y sus ganas me hicieron llegar este mensaje:

“no sé lo que íbamos a dar luego Pablito, pero esto nos mola de la ostia”

Así que, ¿quién soy yo para decir que no? Siempre he pensado que en el fondo mi seminario de razonamiento no es mío… es de los alumnos que han venido a que les ayude.

Todo empezó dándoles a elegir qué querían ver en las 5 horas de ese día. Yo tenía mi menú preparado, 5 bloques de unos 50’ cada uno, con alguna actividad extra y diapos a porrillo por si se nos acababa la energía.

Y aquí tienes las preferencias de un domingo a las 9:10 AM…

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La actividad es muy sencilla y la hago habitialmente con mis alumnos de grado, pero es escalable y para este Máster decidí subir la apuesta.

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Puedes encontrar esta actividad en el libro «Razonamiento clínico. Guía para la enseñanza»
Primera edición © 2018, SlowPT.com (CC BY-NC-ND 4.0)

Y mi apuesta las alumnas la doblaron y la volvieron a doblar.

Pues 200 minutos tienen la culpa de haber vivido una experiencia B-R-U-T-A-L que llevaron ellas del principio al final.

Yo solo me dediqué a facilitar el trabajo previo y a coordinar las exposiciones; a intentar que las 24 participaran y que fuera una experiencia enriquecedora para cada una; y a ir enlazando el conocimiento práctico que íbamos creando entre todas con la evidencia científica sobre neurociencia y toma de decisiones clínica decisiones.

Vamos, y a dar palmas.

Sólo hacía que acordarme del precioso libro de Don Finkel: “Dar clase con la boca cerrada”.

¿El resultado? 5 casos clínicos muy relevantes (SUS casos, no los que yo había preparado), 3 de ellos directamente de pacientes que ellas tratan o han tratado, y para los otros dos se aportaron muchas recomendaciones basadas en experiencias personales, experiencias con pacientes similares y algunas publicaciones de la literatura científica.

Me dejaron abrir la boca de vez en cuándo para comentar cosas de los casos de niños que había tratado o cuál podría ser la visión de los padres.

Fue especialmente agradable ver cómo, desde la más estricta educación (yo no permito cualquier otra manera de criticar en mis cursos), aquellas que tenían más experiencia en un tipo de caso particular, ayudaron a aquellas que preguntaban cosas aparentemente muy sencillas, pero que no tuvieron ninguna vergüenza en comentar. Y ver cómo en el siguiente caso las tornas se invertían y las “expertas” se convertían en “noveles” y viceversa.

Ole, ole y ole!

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Atención plena

Una experiencia de razonamiento expandido como la copa de un pino (espero que Lisa Sanders estuviera orgullosa de mí).

Una propuesta de razonamiento diagnóstico grupal, pero que yo recomiendo hacer cuándo uno está solito en la clínica, en el hospi, en la resi o donde uno esté.

El momento más emocionante para mí fue cuando una de ellas levantó la mano y dijo, casi al acabar, lo siguiente:

“Es que, trabajando de esta manera todo es muy fácil, se hace muy sencillo encontrar lo que buscas”

Perdonarme, podéis corregirme: llevo reviviendo ese momento tantas veces que creo que lo he reescrito varias veces en mi cerebro, y puede que esas no fueran las palabras exactas.

Pero lo que había detrás de esa afirmación, sí que lo era.

Esas palabras y las miradas que me encontré ese día son uno de los mejores regalos que le han hecho en la vida a alguien como yo, que se dedica «simplemente» a crear las mejores condiciones posibles para que el aprendizaje verdadero ocurra.

Hablaré en otro momento de más cosas guapas que pasaron ese día y el día anterior, pero estas son las primeras palabras que me salen.

Gracias por dejarme vivir un momento único.

Pablo

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